De adolescente, Carolina Herrera soñaba con ser una de las vampiresas que poblaban las películas norteamericanas que tanto le gustaban. Evidentemente, esto nunca sucedió; de hecho, es difícil concebir esa imagen, porque en todo momento trasmite distinción contemporánea matizada con una saludable dosis de humor. En sus diseños la elegancia resalta con dinamismo. Un sobrio rojo quemado acentúa e ilumina los negros, grises y marrones en la colección Otoño-Invierno 2010-2011.
Carolina sonríe cordial al saludar; el aroma de jazmín se percibe en la suite del hotel que ocupa. Conversar con ella es un placer: inteligente, divertida y culta. Simpática, la risueña mirada le chisporrotea con joie de vivre.
Se encuentra en Panamá con el fin de apoyar las causas benéficas de Marta Linares de Martinelli, la primera dama del país, con un desfile de modas. "Desde el 2008 estoy haciendo la campaña Ser con Sony, que está enfocada en la prevención del cáncer de seno. Me gustó mucho la causa de la Primera Dama". Tras una visita al hospital oncológico comentó: "Me pareció que lo hace de maravilla". Para el evento se esperaban 1.800 personas. La diseñadora abrió los ojos al exclamar: "Con lo chiquita que soy, me voy a perder entre tanta gente". Demás está decir que, como de costumbre, brilló con estilo propio y naturalidad.
CREATIVIDAD EN ACCION
Aunque el gusto por la moda llegó temprano a su vida, tenía 40 años a principios de la década de 1980 cuando -escuchando la sugerencia de Diana Vreeland y de su amigo el conde Rudy Crespi- incorporó el rol de diseñadora a su perfil de madre y esposa. Con cuatro hijas, hasta entonces se mantuvo ocupada en actividades relacionadas a su familia y al círculo social neoyorquino en el cual se destacaba por su elegancia y creatividad donde participaban artistas de renombre. En su despacho está colgado un retrato que le hizo Andy Warhol; también la han fotografiado Richard Avedon, Robert Mapplethorpe, Francesco Scavullo, Annie Leibovitz y Mario Testino.
El ritmo de su vida cambió drásticamente en 1981, cuando lanzó su primera colección en New York, y aunque muchos vaticinaron que se aburriría al poco tiempo, "aquí estoy 29 años más tarde". Entre las muchas recompensas que ha recibido -"la primera son mis hijas"- está que, con su creatividad, cimentó y desarrolló una empresa multinacional. A pesar de que afirma que puede lograrse si a una le gusta mucho lo que hace y es muy organizada, lo cierto es que una operación tan ambiciosa exige multitasking elevado a la enésima potencia.
SOBRE LA BELLEZA
La lealtad es una cualidad que Carolina aprecia y practica; estar presente en la celebración del 50 aniversario de VANIDADES es natural para ella: "¿Cómo no voy a estar si toda la gente de Hispanoamérica me conocía a través de VANIDADES?".
¿Cómo define la belleza una mujer reconocida por su elegancia, estilo y distinción? No vacila al responder: "La belleza tiene mucho que ver con el interior; una persona que está contenta con su vida, con quien es, entonces proyecta belleza". Evidentemente hay diferentes maneras de proyectar esa belleza interior que le insufla singulares características a cada una. Tras una breve pausa, continúa: "No creo que haya una mujer hoy día que sea fea". Divertida, enumera opciones disponibles actualmente para ensalzar, modificar y cambiar los atributos naturales, "desde las pestañas y el pelo hasta los ojos". Risas. Cuenta que tras usar Revitalash, "yo, que no tenía pestañas, de repente me crecieron tan largas, que me las tuvieron que cortar". Un par de problemas: "No es nada barato y cuando lo dejas de usar, se te vuelven a reducir las pestañas". Retomando el tema, aclara: "La belleza se proyecta con personalidad, con tu forma de ser... De repente ves a una mujer que no es muy bonita, pero tiene tanta personalidad, que dices: ?Oye, qué bonita es'. ¿Entiendes lo que te digo? No es solamente visual. Es igual que la elegancia, es una combinación de miles de cosas: de movimientos, de pensamientos, de gustos. Qué te gusta en libros, qué te gusta en arte...". Es un compendio que resulta en una totalidad, "es una proyección también".
¿PERFECCIONISTA?
Ante el comentario de que siempre luce perfectamente arreglada, responde que no lo hace porque sea perfeccionista, sino porque se arregla para ella misma. "Me gusta estar peinada y con un poquito de maquillaje, y me siento más satisfecha cuando tengo un poco de pintura de labios". Por ese motivo siempre tiene su lápiz labial (Black Plum, de Bobbi Brown) al alcance de la mano. Su agudo sentido del humor sazona la conversación: "¿Pensabas que te iba a decir que era mi teléfono celular? Nada de eso, mi lápiz labial es el objeto que nunca dejo en casa". En lo que sí es perfeccionista es en todo lo relacionado con su trabajo, con los productos que llevan su nombre.
LA INSPIRACION
¿Cómo te planteas cada colección para que se ajuste a los cambios y siga llevando tu esencia? "Eso es lo difícil, pero nadie lo ha dicho mejor que Chanel: ?La moda cambia y el estilo permanece' ". ¿En qué se inspira? Asegura que hay incontables fuentes de inspiración y que el proceso late con el ritmo cotidiano: "En la memoria, en un color, en una situación o en un libro que estoy leyendo. Es la vida diaria: una conversación que estoy teniendo acerca de la moda... De repente voy en un avión, veo el mar y digo: ?¡Qué bello es ese gris' ". La lectura es muy importante: "Una descripción en un libro te inspira muchísimo". ¿Qué lee? "En este momento estoy leyendo un libro de Patti Smith: Just Kids, sobre su gran amor con Robert Mapplethorpe". Me recomienda esa lectura. "Un libro", continúa, "que me inspiró muchísimo para una colección de invierno se titula The Dukays, de Lajos Zilahy". Se desarrolla en el imperio austro-húngaro y la forma como describe una cacería "me impresionó tanto, que dije que teníamos que hacer una colección así, actual, para ser puesta ahora. La inspiración de antes, pero con el lenguaje contemporáneo".
El azul en un cuadro le inspiró otra colección. "Es divertido, porque tienes tu equipo y les pido que hagan investigaciones: esa es la mejor parte, porque es la creativa, pero no te puedes quedar solamente con eso, pues como somos una compañía establecida, tengo que hacer lo que menos me gusta...". ¿Qué es eso? "Lo más aburrido: hablar de mí misma".
A Carolina le gusta estar a solas porque eso le permite "relajarme, tener tiempo para pensar y ordenar mis ideas". Como es de suponer, "me encanta la música clásica, pero de repente me voy hasta con Beyoncé". Ríe como una chiquilla: "Soy muy curiosa, me gusta investigar y descubrir cosas nuevas".
SENTIDO DEL HUMOR
"Me hace feliz ver a todos los míos felices", comenta. "Lo que más me mortifica es ver sufrir a una persona querida por algo que le esté pasando, ya sea una enfermedad o una situación". ¿A qué le teme esta intrépida mujer que tanto ha logrado? "No le temo a mucho, pero... le temo muchísimo a un ratón". Le gusta la gente que tiene sentido del humor: "Creo que sin sentido del humor la vida está vacía. No te olvidas nunca de la persona que te hace reír. El sentido del humor te hace la vida más fácil". No comprende cómo hay personas que se creen famosas porque aparecen en revistas y actúan de una manera engreída. "¿Qué es eso? Esa no es la vida". Con sabiduría, concluye: "Para vivir necesitas tener un poquito de sabor".
Fuente: vanidades.com