Saber con exactitud qué medicamentos son inofensivos para el embarazo y cuáles podrían provocar daños en el feto, es un tema complicado. Esto porque, según explica Jorge Sandoval, ginecólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, es éticamente imposible realizar estudios para determinarlo. De esta manera, a los médicos no les ha quedado otra que basarse en la experiencia para deducir qué recetar y qué no.
No obstante, el criterio general entre los especialistas es evitar el uso de medicamentos durante los tres primeros meses de gestación, debido a que en ese período los órganos del embrión están en plena formación y, por lo tanto, es más susceptible de sufrir algún daño."Esto no significa que en ciertas situaciones no se puedan usar", aclara Sandoval y agrega que "hay algunos medicamentos que por su uso masivo se puede de alguna manera decir que ya se ha demostrado que son relativamente seguros". Un ejemplo de éstos es el popular paracetamol.
Según señala el ginecólogo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó los medicamentos según el riesgo que implican para el embarazo. Así están los tipo A, que son aquellos que se pueden usar con tranquilidad; los tipo B, que corresponden a los que aunque no se ha demostrado que sean perjudiciales, tampoco se puede certificar que sean totalmente indemnes; los tipo C, sobre los que hay evidencia de que podrían ser dañinos, y los tipo D, que son los que definitivamente no se deben usar.
En todo caso, el llamado a todas las futuras madres es siempre consultar, ya que el médico es el único que puede sopesar los riesgos versus los beneficios que tiene recetar uno u otro medicamento a una paciente determinada. "En un caso la balanza puede estar cargada para darlo y en otro para no darlo. Por eso uno no puede generalizar", sostiene Jorge Sandoval.
Los que sí y los que no
Además del paracetamol, todo los medicamentos que pertenecen a la familia de la penicilina -por ejemplo, la amoxicilina- son relativamente seguros de usar durante el embarazo. "De eso hay suficiente evidencia y son los que generalmente usamos de primera línea", señala el ginecólogo.
Eso sí -advierte el médico- esto no significa que las mujeres que esperan un hijo puedan tomarlos libremente, "porque también se han descrito efectos adversos del paracetamol por dosis tóxicas y fenómenos de alergias al grupo de las penicilinas".
En cuanto a la aspirina, Sandoval afirma que las embarazadas deben tener precaución con su uso, ya que no es un medicamento totalmente inocuo. "No me atrevería a decir que es recomendable para utilizarlo en forma rutinaria tal como el paracetamol", sostiene.
Respecto a los jarabes para la tos, el especialista señala que aquellos elaborados a base de hierbas naturales "aparentemente son bastante seguros". En tanto, los más potentes, como la codeína -"el antitusígeno por excelencia"-, están más limitados aunque eventualmente podrían usarse en casos urgentes.
Un problema recurrente en la temporada primavera-verano son las alergias. En el caso de las embarazadas el medicamento más recomendable para combatirla es la clorfenamina, ya que según explica el ginecólogo, lleva muchísimo tiempo en uso por lo que aparentemente es más seguro que otros que a pesar de ser más eficientes, sus efectos sobre el embarazo no han sido probados.
En la vereda opuesta, la lista de medicamentos prohibidos para las embarazadas la encabezan aquellos que alteran la multiplicación celular, entre ellos los que se utilizan para tratar el cáncer. "Casi todos tienen un efecto sobre la reproducción de las células, por lo tanto podrían ser los más dañinos para el embrión", enfatiza el médico.
Por su parte, las tetraciclinas también están entre los antibióticos contraindicados, ya que oscurecen el color de los dientes y, por esta razón, tampoco deben usarse en niños pequeños. Lo mismo ocurre con el ciprofloxacino, que afecta el cartílago de crecimiento.
En resumen -afirma el especialista- hay que tener en cuenta que mientras más tóxicos sean los medicamentos, mayor es el riesgo de que sean dañinos para el feto. Sin embargo, no se puede generalizar, por lo que lo más adecuado es que cuando el médico tenga que recetar alguno, revise lo que dicen los estudios e informe a su paciente.
Fuente: emol.com